domingo, 7 de febrero de 2016

El juego sigue sin mí



Datos del libro

    -Nº de páginas: 216

    -Encuadernación: Tapa blanda  
  
    -Editoral: SIRUELA

    -Lengua: CASTELLANO 

    -ISBN: 9788416280438



      
              
                Esta novela insiste en uno de sus territorios predilectos: el tránsito de la adolescencia a la juventud, tiempo en que se forman nudos en nuestra personalidad que pasamos el resto de la vida desatando. En cambio, Casariego apunta a las claves más comunes del pensamiento adolescente: el amor, el fracaso, la violencia, el suicidio… Y esto nos lleva a pensar que puede ser otra su intención: la insistencia en valores positivos, las recomendaciones de libros y discos, en definitiva, el aire didáctico que impregna El juego sigue sin mí  hacen de ésta una muy digna novela juvenil, pero una fallida novela sobre la juventud. El principal escollo es la contradicción entre las dos nostalgias en que se sostiene: la del narrador que rememora hoy, con 23 años, su adolescencia, y la de Casariego buceando en su propia formación, aunque esta sólo aparezca de forma oculta.
               Para armonizar ambas tensiones, el autor crea el personaje de Rai, un chaval de 18 años. Además de maestro de iniciación del narrador, Rai es un joven que parece salido de los años ochenta, atiborrado de literatura y música. Con este difícil equilibrio, los mejores momentos de El juego… son los de una nostalgia menos fechada en la actualidad, en los que el autor parece engullir al narrador adolescente y tratar con cercanía temas más afines a su mundo, como la educación sentimental a comienzos de los ochenta o las intensas reflexiones sobre el suicidio. Los peores momentos son aquellos en que Casariego se esfuerza por dar credibilidad a los adolescentes de hoy con redes sociales, vídeos y gormitis, adolescentes que conocen los límites que separan lo bueno de lo malo. Aunque han madurado en plena crisis, para ellos no existe el futuro del paro juvenil: el narrador de 23 años vive como un fracaso acabar siendo funcionario…
               Por otra parte quería destacar el homenaje que da el autor a su hermano, el gran poeta Pedro Casariego Córdoba. Este sería un libro de diez si Martín Casariego hubiera prescindido del atrezo de actualidad y hubiera mirado de frente sus propios recuerdos. Aun así, me ha parecido bastante fácil de leer y muy interesante. Recomiendo su lectura a todo el mundo, sobre todo a los adolescentes.

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